Estos problemas suelen tenerse con lo que se podría llamar "Vieja Guardia". Algunos de los abogados veteranos se consideran privilegiados e, incluso, merecedores de que bailes a su son. Si no les dejas la cosa en bandeja, no harán uso de uno de los puntos claves de cualquier decálogo profesional: "Olvidar y no sentir rencor". Estos fulanos, que por suerte no hay muchos, te pondrán sin dudar en la lista negra y hasta no dudarán en hacer algo tan poco ético como ponerte "a parir" por media ciudad. Si, además, contamos con la desgracia de enfrentarnos a ellos de nuevo, desde el mismo escrito, una vez conocida nuestra identidad en la parte contraria, destilarán ironía y sarcasmo de mala fe para colgarnos el cartel a la chepa de "Este tipo es imbécil e ignorante".
Contra estos individuos no hay táctica o vacuna posible más allá de "pedir disculpas" y avasallarte.
La próxima vez que te cruces con ellos te soltarán un agradable: "Ojito con lo que hacemos".
Contra estos individuos no hay táctica o vacuna posible más allá de "pedir disculpas" y avasallarte.
La próxima vez que te cruces con ellos te soltarán un agradable: "Ojito con lo que hacemos".
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